viernes, 17 de marzo de 2017

Esto no debería aparecer acá.
 Desde hace unos pocos minutos perdió interés. Yo tengo todavía cosas para decir, para inventar. Pero sería inutil decir algo por decir sólo con el afán de direccionar hacia el punto al que quiero ir y que cuando estemos ahí yo diga como si se me hubiera ocurrido naturalmente esas palabras que vengo elucubrando. Una mentira. Casi verdad.
Tomé la decisión de incorporar el mal como algo bueno dentro de mi sistema de valores. Tomé esa decisión por mi y por los demás. Lo único de lo que estoy seguro es de que más allá de toda conciencia de arrepentimiento vamos a volver a equivocarnos y a cometer los mismos errores. Lágrimas y sincera retractación. No existe el perdón, porque no existe el mal. La mentira, los espejos de nuestras cabecitas precipitadas en vicio se renuevan en gesto y se traducen en nuevos códigos. Hablamos de lo mismo en otros términos, una y otra vez. Desposeído, poseo, y para mi imaginación las cosas se vuelven tan lejanas como un enigma. Casi me entretengo con los movimientos volteados, anulados como fuerzas contrarias con igual intensidad y distinta dirección- justo contraria, en reverso- que se encuentran y se apagan en un saludo directo al olvido. Resuelvo ecuaciones interminables, sucesiones y sucesiones de procesos. Vuelvo a mi como pidiendo un resguardo, una responsabilidad. Como vimos en ocaciones anteriores, los leones que corren por el jardín son bestias que escaparon del zoo, y no del áfrica aridiente. No asumo mi eterno estar. Ahora que fui más malo que el mal- clave los dientes en la pared- y que respondí con odio al odio- se me cayeron tres-, sólo crezco en un sentimiento de profunda compasión hacia mi mismo y hacia todos los demás. Perdonad mis pecados, hermanos, yo los suyos, y todos contentes. La rigidez sólo me encerraría en una insistencia vana, los humanos nos herimos entre nosotros, juan, entendé o bien no entiendas, pero aceptá. El egoísmo es propio del instinto de supervivencia. Cavaron profundos huecos y enterraron las listas de palabras imposibles. Dijeron que nunca existieron semejantes conflictos y oscuridades, y sacaron a relucir copiosas joyas del ingenio. Pusieron los precios nuevos encima de los viejos. Toda una tarde etiquetando. No hace falta que tengan el cuchillo en mano para que lo sientas apuntalándote el pecho. Podes inventartelo todo en las imágenes que desprenden las interacciones, como historias dadas en la pura connotación. Ya no se consigue más. Es porque nuestra conversación perdió interés. Porque el mundo se regocija en quiebres y el mío se funde entre las baldosas. No pude disfrutar mi libertad reclamando las ataduras. Busqué esos dientes entre los barrotes y hastá salté por un montículo que sabía que alguna vez me iba a ayudar a salir. Y ahora siento que cavilé y que fui debil y no supe ser solo y que todos traicionan. Está claro que no los encontré. Suelto y renuevo. Que se acabe la esclavitud. Que se acabe la sinceridad y la bondad de mi intención, que me suelten los monstruos. Ya no me ensombresco más en las horas del desinterés, ni en las horas de nadie, ni siquiera en las mías. Supe ser muy duro conmigo mismo buscando esos dientes. No están Y hasta que lo entendí no hice más que tristeza y abandono una vez más, una y otra vez, sucesiones y sucesiones de procesos.